Con más de mil millones de personas “en cuarentena” en todo el mundo, es una realidad que se perdió la temporada de Semana Santa, quizá ocurra lo misma suerte con las vacaciones de Julio. La pandemia se está llevando puesto a la economía mundial y el turismo no escapa a esa realidad.
¿Qué implica esto para cada unos de los sub sectores del mercado laboral del turismo (empresarios, trabajadores, gobiernos, organizaciones de la sociedad civil)?
¿Qué hay y quiénes están siendo atendidos por las medidas de contención por parte del gobierno en esta situación excepcional?
Estos cuestionamientos claramente representan una oportunidad de interacción y reflexión entre los actores.
Cuando las cosas no salen como uno lo espera, lo único cierto es que no nos encontramos en la situación que esperábamos estar.
Entonces, es probable que nuestros objetivos también se vean afectados, sean estos de índole económico, socioculturales, tanto en lo individual como en lo colectivo. Por ejemplo, si esperábamos expandirnos y tener cierta ganancia económica, la nueva realidad nos traza un nuevo objetivo: poder afrontar las pérdidas.
Por lo tanto resulta de vital importancia reconfigurar nuestra situación actual y tener un diagnóstico de las nuevas externalidades, sobre cómo nos condicionan.
Ahora bien. Esto no nos debe paralizar, sino todo lo contrario. Nos obliga a mirar hacia adentro, a hacer un esfuerzo de introspección intelectual que nos permita responder favorablemente al nuevo contexto, intentar mitigar los niveles de incertidumbre sobre el futuro y actuar sobre la ansiedad.
Sin lugar a dudas es el momento de los liderazgos en las organizaciones. Los líderes deben tomar el rol de conducción, con iniciativa y capacidad de acción. Es momento de llevar una resolución adelantada en el bolsillo, por la rapidez y la violencia en que se desencadenan los hechos.
El conductor debe manejar el conflicto y no dejarse llevar por los acontecimientos. Debe estar dispuesto a exponerse. Para esto es fundamental que conozca lo que quiere, cual es el objetivo y la finalidad por lo que se conduce, por lo que se lucha.
Construir el camino del éxito implica concebir, preparar, organizar, realizar y explotar los recursos y las acciones.
Ese camino se debe construir entre todos los miembros de la organización, debe existir una masa que esté persuadida que ESE es el camino, puesto que el conductor por sí solo no construye nada. El conductor debe entonces conocer a los miembros y estos al conductor, de esa manera coincidir en aquellos puntos deseados por una y otra parte, resolviendo problemas de manera escalonada.
Los frutos de ese proceso lento, pero efectivo, es la unidad de los miembros, la organización organizada con una sola aspiración: alcanzar el bien común. Llegado a esta instancia la organización enfrenta dos desafíos ligados al fortalecimiento, sostener lo que se obtuvo y captar lo que no se tiene.
La concepción (los que piensan) y la acción (los que ejecutan) de la organización deben formar una unidad, pero la acción está siempre por sobre la concepción, pues más allá de la buenas ideas, lo que se necesitan son buenas realizaciones.
Retomemos algunos cuestionamientos más respecto a la situación del turismo.
¿Cuál es la nueva base fundacional con la que cuenta nuestra oferta turística?
¿Cuál es su capacidad para encarar esta etapa? La masa de recursos humanos, físicos, financieros y tecnológicos.
¿Qué variables definen a esta nueva etapa?
Para poder responder hay que simular escenarios a partir del comportamiento de la pandemia y del levantamiento paulatino de la cuarentena con la premisa de que la salida es colectiva.
En ese sentido se pueden trabajar escenarios posibles para distintos momentos del resto del año, formular expectativas de masividad. Hay al menos dos señales que se desprenden a partir de este encierro obligatorio que hacen pensar que perdido el miedo y “controlada” la situación el turismo se va a levantar. El primero es que la experiencia del aislamiento, de encierro, se contrapone con el de libertad, terminado el encierro la libertad de circulación y las ganas de visitar lugares y personas va a tomar relevancia. La otra señal es la que se evidencia a medida que se flexibilizan los controles y las restricciones de circulación, donde no hay una situación de emergencia que genere miedo hay una masa a la expectativa de salir.
Quizá los viajes largos o provenientes de comunidades en las cuales la circulación del virus resulte muy dañina, los viajes se demoren en concretarse. Habría que ocuparse en identificar perfiles y pensar en alternativas de turismo interno y regional mientras se espera la reactivación del turismo internacional.
El principal desafío -más allá de la reactivación de los flujos turísticos para generar beneficios en la comunidad local- es preparar al destino en materia de sanidad y cuidados, nuevas exigencias de la demanda.
A este artículo lo escribí mientras leía “Conducción Política. Así Hablaba Juan Perón” (Fernández – Caramello)