Artículo de Martín Estévez publicado en Revista Cítrica
Si ningún pibe nace chorro, ¿puede un pibe nacer macrista? Millones votaron a Macri porque fueron engañados, les faltó información o la tuvieron pero no la entendieron.
¿De qué sirve quejarse, insultar y hacer memes sobre Macri?¿No debiéramos hacer otra cosa?¿No son tiempos en los que tenemos que acercar la información a quienes no la tuvieron? ¿O pensamos cambiar algo al creernos mejores personas que las que votaron al presidente?
No alcanza con tu voto, con que seas buena persona, con que participes en actividades solidarias. No alcanza con que milites en una organización, con que seas parte de una cooperativa, con que dones tu sangre, tus órganos, tu dinero. No alcanza con nada de eso. Lo siento mucho, de verdad, me gustaría que alcanzara, pero te juro que no alcanza.
Un montón de personas desean un mundo más justo: distribución de la riqueza, respeto por las diferencias, igualdad de posibilidades de ser felices. Algunas hasta se informan, luchan, generan proyectos colectivos. Pero yo digo que no alcanza, que no es por ahí la cosa. O, mejor dicho, que no es solamente por ahí. Hay un trabajo sucio, una tarea clave, que casi nadie está dispuesto a hacer. Es tan difícil que preferimos hacernos los boludos.
El eje de mi idea es que, en 2015, el 51% de las argentinas y los argentinos quiso que Mauricio Macri fuera presidente. Lo votó. Recordemos esa información y sigamos.
Afirmo que, mientras Macri o personas como él sean presidentes, un país más justo será casi imposible, porque cuando el Estado y los sectores más poderosos se alían pueden derribar casi todas nuestras esforzadas construcciones.
¿A qué me refiero con “Macri o personas como él”? A quienes no desean “distribución de la riqueza, respeto por las diferencias ni igualdad de posibilidades de ser felices”. Fíjense que no insulto a Macri en esta explicación, ni lo insulto nunca, porque insultarlo, compartir memes o pedir que vuelva Cristina es exactamente lo que el macrismo necesita para volver a ganar.
Aunque el 51% lo votó cuando ya había quejas, insultos y memes sobre Macri, parte de los que no lo votaron insiste en quejarse, insultar y compartir memes. Se regodean en su genialidad, en su rebeldía, mientras el 51% solo piensa en volver a votarlo para no darles la razón a los que los insultan.
Parte del 49% que no votó a Macri considera que alguien de 16 años que roba no es malo, sino resultado de un sistema injusto. Estoy de acuerdo: ningún pibe nace chorro. Eso sí: cuando alguien de 16 años, o de 44, vota a Macri, es un globoludo, un imbécil, ese sí es culpable. Pero pensemos: si ningún pibe nace chorro, ¿puede un pibe nacer macrista?
El trabajo sucio, el que nadie quiere hacer, es comerse el orgullo, meterse en territorio enemigo y convencer con argumentos.
Es cierto que algunos votaron a Macri porque están de acuerdo con que un sector de la sociedad explote a otro. Pero millones lo hicieron porque fueron engañados, porque les faltó información, porque la tuvieron pero no la entendieron.
El trabajo sucio, el que nadie quiere hacer, es comerse el orgullo, meterse en territorio enemigo y convencer con argumentos. Los que queremos un mundo más justo tenemos la responsabilidad… ¿qué digo responsabilidad?… ¡la obligación! de invadir el cerebro de los que votaron a Macri para arrebatarle votos, aunque eso signifique dejar de compartir memes, dejar de insultarlo o (agárrense fuerte, “militantes del campo social”) dejar de pensar que somos mejores que otras personas sólo por nuestro voto.
Si no votaste a Macri no es porque sos mejor persona que el 51% que lo votó: es porque durante tu vida te llegaron otras influencias, otra información, otras caricias, otro contexto. Ningún pibe nace chorro ni macrista, y ninguno tampoco nace justo, generoso ni revolucionario. “Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”, dijo Sartre: somos lo que nos contaron, lo que nos dieron, lo que vimos, lo que nos ayudaron a sentir.
Ahí afuera, carajo, lejos de nuestro círculo de comodidades, nuestros memes, nuestras admirables asambleas barriales, de nuestras ideas troskas, anarquistas, peronistas o las que sean, está el 51% que votó a Macri esperando ansioso para volver a votarlo. Ellas y ellos son nuestro objetivo.
Sé que da bronca explicar por qué es injusto vaciar hospitales, quitar subsidios a discapacitados o pegarles bastonazos a personas de 73 años que reclaman por sus remedios; pero es lo que pide el momento histórico, es lo que necesita esa idea de justicia (que en algún punto compartimos) para no terminar hundida hasta el 2023.
Guardemos los insultos, la soberbia, los deditos en V en cada foto, y juntemos argumentos serios, importantes, contundentes. Y si no los tenemos (porque durante años nos la pasamos compartiendo memes) informémonos ahora. Ya.
Arremanguémonos, metámonos el orgullo donde sea necesario, y salgamos a explicarle a ese 51%, con valentía, con respeto y con decisión, por qué consideramos que no deben votar a Macri en 2019. Mirá, mirá por todos lados: hay personas que sufren, que tienen hambre. Hay personas que, por las políticas implementadas por este Gobierno, se están muriendo de a poco. Salgamos a convencer macristas porque tenemos ideales, sí; por nuestro sentido colectivo, también; por nuestros deseos de justicia, claro; y porque no queremos ser cómplices de un Estado represor. Pero, especialmente, hagámoslo por los que sufren, por los que tienen hambre. Hagamos todo lo que haga falta por los que se están muriendo de a poco.