Cada charla con mi amigo Saúl Kuperman necesariamente tiene a la política atravesada de manera transversal al tema de conversación. De la misma manera, las citas de pasajes – o incluso obras enteras- de la literatura clásica toman relevancia como marcos referenciales, hilos conductores o reseñas aclaratorias. Un clásico tiene esa versatilidad de adaptación, desafía al tiempo y al espacio, siempre tiene algo más que aportar.
Hay que volver a leer los clásicos, Mauri, incluso la Biblia, desde La Odisea hasta El Capital, pasando por Las Mil y Una Noches, Don Quijote de La Mancha, Platero y Yo, El Nombre de la Rosa y El Padrino; autores como Shakespeare, Voltaire, Allan Poe, Orwell, Mark Twain, Eduardo Galeano, Julio Verne, Gabriel García Márquez y Charles Dickens.
Saúl Kuperman
Del plano nacional los recomendados van desde El Aleph y Ficciones de Jorge Luis Borges hasta el Martín Fierro de José Hernández, pasando por Rayuela de Julio Cortázar, Operación Masacre de Rodolfo Walsh y El Beso de la Mujer Araña de Manuel Puig; autores como Horacio Quiroga (uruguayo que adoptó a la Argentina como su país), Juan José Saer, Ernesto Sábato, Roberto Arlt y Arturo Martín Jauretche, entre tantos otros.
Hoy la tecnología nos permite poder leer en formatos físicos y digitales, auxiliarnos con contenidos multimedia como audio y video, consultar comentarios, críticas y análisis en foros de discusión. Estas herramientas bien utilizadas contribuyen a enriquecer la comprensión.
El novelista Nando López (http://fernandojlopez.es) compartió un hilo en twitter en referencia a algunos clásicos literarios, “Si los clásicos no hablan de nosotros, no sé qué lo hará”:
Un joven rechazado por su padre (Segismundo)
Un idealista que intenta cambiar el mundo (Quijote)
Una mujer que se jacta de ser libre y hecha a sí misma (Celestina)
Una joven que se rebela contra la tiranía (Adela)
Un hombre que no se resigna a la muerte (Víctor Frankenstein)
Una mujer que no acata leyes injustas (Antígona)
Un pueblo que se levanta contra la tiranía (Fuente Ovejuna)
Un hombre que aspira a saberlo y vivirlo todo (Fausto)
Un joven paralizado por la duda (Hamlet)
Una joven dispuesta a vengar su destino por sí misma (Rosaura)
Un hipócrita que juzga las vidas ajenas (Tartufo)
Una casa presa del caciquismo y la violencia (Los Pazos de Ulloa)
Un narcisista misógino (Don Juan)
Un viaje que acaba siendo la propia vida (La Odisea)
Una mujer víctima de los celos y la violencia machista (Desdémona)
Una pacifista con ideas muy prácticas (Lisístrata)
Dos adolescentes capaces de todo por amor (Romeo y Julieta)
Un superviviente en un mundo de mentirosos y corruptos (Lázaro)
Un genio entre mediocres (Max)
Una mujer que lucha contra la adversidad (Jane Eyre)
Un niño obligado a madurar demasiado deprisa (Oliver)
Un joven que se niega a dejar de serlo (Dorian)
Un lugar envenenado por pasiones violentas (Cumbres Borrascosas)
Una mujer aburrida en una realidad insuficiente (Emma)
Una mujer que da un portazo a la sumisión (Nora)
Una mujer encerrada en una sociedad pacata y provinciana (Ana Ozores)
Dos hombres esperando una respuesta que no llega (Vladimir&Estragon)
Un niño que cuestiona nuestra visión del mundo (Cosimo)
Un burlador burlado (Valmont)
Hilo original en https://twitter.com/Nando_J/status/1031571040063897600
Para culminar, recomiendo las crónicas de @MarceloFigueras en El Cohete a la Luna