Comunidad Futurock Por Micaela Ortelli | Foto Malena Bystrowics para Revista Anfibia
“En un contexto donde todos los medios se están desmoronando, esta radio resiste como la aldea de Astérix”
Explica @juliamengo como metáfora de @futurockOk
Junto con tres aliados, Julia Mengolini creó una radio en internet. Dos años después, Futurock es todo un movimiento. Con cupo femenino, ADN feminista y una agenda periodística que es ética, estética y política. Su modelo de financiamiento es colectivo y combina fórmulas de Tiempo Argentino y del New York Times. Se sintoniza, primero, en las redes sociales. Con sus oyentes -la mayoría sub 30- comparten lecturas de realidad y dos principios: el de vivir en estado de desprogramación permanente y “usar el cerebro es hermoso”.
Poco antes de cumplir dos años en el aire, Futurock vivió un momento de prosperidad típico: justo cuando empezaba a necesitar más espacio, se desocupa el local de adelante. En esta oficina a la calle, sobre un sendero escolar del barrio de Almagro, una chica de pelo violeta y pañuelo verde en la mochila acaba de recibir el carnet que la vuelve parte de esta comunidad. Así, como ella, Julia Mengolini dibuja en su cabeza a les oyentes promedio. “Ojo, es una imagen mía, tal vez sea una reducción”, dice la socia fundadora. Mengolini es precisa, cuidadosa y apasionada en iguales proporciones al hablar de ésto que define como el proyecto de su vida.
–¿Te muestro atrás?
La sala de recepción –vestida estilo vintage por mueblería amigue– se conecta al hall que da a la planta baja 1, donde sucede la acción. “La radio después de la radio” transmite desde un PH amplio con cocina integrada y baño completo en formato pasillo: primero la ducha, segundo la bacha y tercero el inodoro mirando a la puerta sin llave. El ambiente central desemboca en un patio seco y su izquierda, el estudio.
A casi 100 años del nacimiento de este medio, más que una radio Futurock armó todo un movimiento. Que puede empezar incluso antes de sintonizar, siguiendo las stories de IG o revisando el contenido cargado en la web: desde telefónicas con referentes sociales y políticos, a las tremendas columnas de @LaInca_ en El hecho maldito o los Bimbotiquines, donde Srta. Bimbo responde consultas sentimentales, muy fuertes algunas, de un modo que además hace rever cómo nos relatamos a nosotres mismos. Con una programación alineada de lunes a domingo, una comunicación brutal, sin indirectas ni eufemismos, que se mantiene en el terreno de lo importante de un modo creativo, nunca solemne ni condescendiente. Tan seria resulta Amelia Bestilaqua –el personaje de Rechimuzzi– hablando con Luis Ventura, como entretenido Werner Pertot haciendo análisis del discurso de una noticia. Una radio que no encanuta información musical y lo que emite tiene búsqueda y criterio. Nerd por naturaleza –“usar el cerebro es hermoso”–, llena de detalles estéticos –empezar un programa con un poema–, pero sobre todo, de voces interesantes con una lectura digna de la realidad.
Es miércoles al mediodía. Lucas Fauno repasa su columna “Armas de destrucción pasiva”, es parte del magazine Segurola y Habana, que conducen Mengolini, Fito Mendonca Paz y Noelia Custodio. En breve, hablará de la existencia de PEP: profilaxis post exposición. Fauno se identifica como alguien “VHIsible”, es periodista y llegó a Futurock luego de una interacción en Twitter, una vez que se hablaba sobre VIH y se usó la palabra “contagio” cuando la correcta es “transmisión”.
La idea de armar una radio propia surgió después del 25 de octubre de 2015, cuando la fórmula Macri-Michetti sacó un porcentaje “mayor al esperado”. Federico Vázquez sabía que si ganaba Cambiemos iba a dejar la dirección de Nacional Rock aunque no se lo pidieran. Pablo Treinta –que hoy musicaliza desde Mar del Plata– fue quien lo alentó. El nombre es el de un festival organizado con el Ministerio de Cultura en 2014. Los otros dos socios del proyecto son Matías Messoulam y Sebastián Vázquez.
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