La bisagra del 2001 en las OSC

Es momento de poner en la mesa que esa experiencia del 2001, como aprendizaje y proceso bisagra, no puede volver a ocurrir. En ese entonces las OSC demostraron tener la presencia territorial para brindar asistencia que no tenía el Estado que, en cambio, tenía fondos. Desde allí las OSC crecieron incursionando en líneas de desarrollo humano como educación, salud, investigación y producción. Hoy el desafío es alcanzar otra escala.

Saúl Kuperman

Días atrás tuve que preparar una presentación sobre la incidencia de las organizaciones de la sociedad civil en las políticas públicas. Al principio pensé en hacer un planteo alrededor de las numerosas veces en que las organizaciones han sido fuente de consulta en el tratamiento de normativas y su carácter no vinculante. También me tentó girar en torno al marco legal vigente y las dificultades que encuentran las organizaciones sin fines de lucro para poder estar a reglamento y no “flojitas de papeles”. Finalmente me incliné por contar un poco sobre la experiencia de la Federación de Organizaciones Vecinalistas y Fomentistas de la Provincia de Misiones, en adelante Fovefomi, su génesis y los desafíos actuales en relación a las políticas públicas y las agendas pública y de gobierno, poniendo énfasis en el rol asumido en los años englobados en la denominada crisis del 2001 en Argentina.

Una vez definido el tema, debía acotarlo a unos escasos 10 minutos, 10 u 11 diapositivas, quizá un video de no más de un minuto como introducción. Aclaro que la síntesis me genera una tensión importante cuando se trata de hablar sobre una temática (o problemática) que me apasiona.

Arranqué tomando nota de lo que no podía faltar como los antecedentes, objetivos y autoridades de Fovefomi -a quien representaba a pedido de su presidente Elvio Candia-, la presentación del tema y la definición de lo que entendemos por organizaciones de la sociedad civil.

A partir de allí montar el relato de las experiencias tomando como bisagra a la crisis del 2001 desde una mirada humanitaria opuesta a la mercantilista, idea contenida en La pobreza como problema (y no la pobreza como solución). De allí en más, el contenido fluyó sin más inconvenientes que el de poder sintetizarlo.

Como las experiencias podían tornarse un poco aburridas para el público, por ser autoreferenciales, debía plantear un cierre que invite a soñar y para ello nada mejor que una frase Creemos en la promoción del cambio social a partir de la esperanza. ¡Listo! Por último quedaba la consulta con mi amigo Saúl Kuperman, de quien estaba seguro que me iba a brindar sugerencias de gran valor.

A continuación voy a compartir cada una de las diapositivas y algunas apreciaciones.

Organización civil de segundo grado, con personería jurídica desde 1995. Se encuentra presidida por Elvio Candia. Tiene como objetivo Procurar el bienestar general de la comunidad barrial tanto de la ciudad de Posadas como del interior de la provincia. La federación surge para dar respuesta a demandas de vecinos que vieron en el asociativismo una herramienta que les daba una mayor fortaleza para interactuar ante entes estatales. Actualmente se encuentra conformada por cerca de 30 organizaciones activas, atiende 12 comedores comunitarios alcanzando los 3000 comensales diarios, brinda formación a más de 300 personas por año, conforma redes de alcance provincial y nacional junto a otras organizaciones en temáticas como educación, trabajo, género, investigación, adicciones y economía social. Funciona en López y Planes 3916 de la ciudad de Posadas, Misiones. Web: www.fovefomi.org

El vínculo entre las organizaciones de la sociedad civil con las políticas públicas se dan a partir de que las primeras al estar insertas en el territorio donde interactúan con demandas reales de la sociedad con la capacidad de visibilizarlas, y que de manera organizada buscan hacer coincidir a los temas de esa agenda pública con la agenda de gobierno para incidir en las políticas públicas. Intermediación, producción y acción.

Como OSC nos referimos a comunidades autodefinidas en torno a una causa, autodelimitadas a un territorio. Esas causas suelen ser efímeras inicialmente que luego se convierten en causas que trascienden el tiempo y contienen a otras causas en las cuales el Estado no llega a hacer pie con firmeza o necesita una entidad intermediaria para “bajar” fondos a través de programas asistenciales y de desarrollo. Puede ser un club deportivo o de abuelos; una asociación civil barrial o provincial, incluso nacional o internacional; de desocupados, jóvenes, familiares de víctimas o voluntarios en defensa de una causa que persigue una ampliación de derechos; grupos de emprendedores, empresarios o consumidores; una asociación de asociaciones, entre otras tantas posibilidades.

Con una presencia en territorio marcada, las organizaciones sociales venían ejecutando programas y proyectos tendientes a atender problemáticas complejas producto de la crisis económica, política, de representatividad, institucional, humanitaria y social que estalló en diciembre de 2001 como consecuencia de una una larga recesión que el gobierno nacional de la Alianza no supo dar soluciones. El Estado se encontró con la posibilidad de administrar fondos del Banco Mundial y del propio Tesoro Nacional pero no encontraba los canales para que ello llegue efectivamente a la población más necesitada, con hambre, sin acceso a servicios de salud, educación y seguridad, una población golpeada por el desempleo y la violencia generada por la exclusión, reinaba una plena desconfianza hacia el sector político.

En cambio las OSC habían adquirido experiencia en brindar contención y organizar a los grupos vulnerables de la sociedad, ejecutado pequeños emprendimientos de desarrollo humano y comunitario a través de programas como el FOPAR y poseían un capital social basado en la confianza.

Una guía clara para estas organizaciones se refiere a la mirada humanitaria de la pobreza por encima de la mirada mercantilista, personas más allá de los números. La pobreza como solución encuentra la oportunidad de contar con un stock mayor para exportación de sus mejores productos destinando los de baja calidad al mercado interno, con una mano de obra barata producto de la desesperación que genera el desempleo, con la posibilidad de aumentar los privilegios para unos pocos a partir de la privatización de la salud, la educación y la seguridad social entre otros. A nosotros la pobreza nos duele, y mucho. Para nosotros la salida hacia una sociedad más justa es propender hacia la igualdad de oportunidades, con compromiso con la diversidad. La salida es colectiva.

Hay quienes no pueden ni deben esperar, necesitan asistencia y no ser invisibilizados ni denigrados. Durante la crisis de 2001 las organizaciones salieron a brindar asistencia ante la emergencia humanitaria, siendo las ejecutoras de las políticas públicas en lo social. Esto contemplaba asistencia alimentaria a través del envío de módulos y de la provisión a comedores comunitarios. Por su parte los problemas de vivienda, (hacinamiento, población “sin techo” y asentamientos irregulares), como en los temas de salud y educación necesitaron de estrategias de abordaje comunitario diferencial donde las organizaciones jugaron un rol imprescindible en tareas de relevamiento y organización. Aún hoy muchas de estas tareas son recordadas y sirven como insumo de estudio. Desde el 2001 a la fecha las organizaciones han evolucionado a través de la incursión en líneas de desarrollo humano como educación, salud, investigación y producción. El trabajo en redes y la comunicación orientadas a la gestión participativa potencian el rol saltando de meras intermediarias a productoras de proyectos de impacto social, cultural, económico y político en las comunidades en las cuales se desempeñan. El desafío es darle escala y sustentabilidad en el tiempo, por lo cual sumar a los jóvenes se torna de vital importancia.

Más allá de la asistencia urgente, desde el 2001 las organizaciones miembro de Fovefomi, vienen desenvolviéndose en otras áreas. Una de ellas es la salud, promoviendo los operativos integrales, acercando a los barrios servicios como la consulta general y especialidades como odontología, ginecología y oftalmología. Además se trabaja en campañas de comunicación y prevención como son los casos de adicciones, violencia de género, salud sexual y reproductiva, entre otros.

Un flagelo que está presente en varios barrios de la capital misionera como en el interior de la provincia es la deserción escolar. Fovefomi encara la problemática desde distintas aristas ya que la exclusión es multicausal y desde las organizaciones se puede contribuir con la comunidad educativa como con los grupos de interés, cercanía y contención. Para ello se establecen redes y espacios puentes con la finalidad de incluir a los niños y jóvenes que se encuentran fuera del sistema educativo formal en grupos donde se sientan cómodos y reconocidos, pues la autoestima en estos casos suele ser muy baja. Se brinda ayuda escolar y socioemocional, con metodologías propias de la denominada educación popular definida por Paulo Freire y equipos multidisciplinarios. Además se trabaja en la terminalidad educativa primaria y secundaria a través del Sipted y el plan fines, entre otros.

Resulta muy difícil para quienes viven en asentamientos periféricos, más aún para quienes no tienen estudios concluidos, conseguir un trabajo formal tanto en relación de dependencia como de manera autónoma. Tanto el primer empleo para los jóvenes como la reinserción para los adultos deben ser considerados al momento de definir acciones de intervención directa, así como también la cuestión de género no puede quedar afuera. Para atender esto desde Fovefomi se cuenta con un staff dedicado a promover la formación laboral, capacitando en habilidades laborales básicas y en oficios. Hace unos años se logró concretar un sueño en la red que integra junto a la Uocra, el Centro de Formación Profesional Número 17, producto de la sinergia, además, entre la Fundación Uocra y el Consejo General de Educación de la Provincia de Misiones. Actualmente también se está capacitando a titulares de los programas Hacemos Futuro, Salario Complementario y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación.

Apoyar y fomentar la creación de micro emprendimientos productivos y de servicios ha sido sin duda una de las experiencias que más han enriquecido a la organización. Fovefomi y varias de las asociaciones miembro se han desempeñado en Misiones como administradoras del programa nacional Banco Popular de la Buena Fe, cuyo objetivo consiste en provocar la mejora de la calidad de vida de emprendedores que generalmente no acceden a los bancos “tradicionales”, de forma progresiva y con total protagonismo de los mismos. Esta experiencia combinaba formación, asistencia, financiamiento y organización integral entorno a los grupos de emprendedores. Se llegó a administrar más de 10 millones de Pesos y la red alcanzó a más de 1500 beneficiarios.

Para finalizar, con la frase se pretende dejar en claro que a pesar de que la calidad de vida de muchos, tanto de manera individual como colectiva, puede no ser buena, las organizaciones sociales son un canal para contribuir a mejorar esas condiciones. La experiencia de 2001 demostró que hay capacidad y nos sirve para aprender y ser mejores.

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Post Author: mauricioalvez

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