El relato hegemónico, praxis

Una nota extraordinaria. Clarín lo pone en policiales, pero podría caber en cada apartado: Política, Economía, Policiales por supuesto, Obituarios, Sociedad y la lista sigue… Es una síntesis de nuestro país.

Saúl Kuperman me invitó a interpretar una nota publicada en 2013 en la sección de policiales del portal de Clarín,  con el título CRIMEN EN UN CAMPO DE GONZALES CHAVES, EN EL SUDESTE BONAERENSE – “A mí no me grita nadie”, dijo el peón y mató al patrón de un escopetazo. Al final del artículo figura el link para leer la nota completa.

Lo primero que me vino a la cabeza es nuestra tensión casi existencial entre la certeza de que buscamos sobrevivir y deseamos ser libres, la libertad al ser seres insertos en una sociedad en parte se relega a la política, para su regulación. Pues ser totalmente libres nos permitiría hacer lo que se nos canta, incluso matar, y si uno tuviese esa libertad el otro también. La tensión planteada por Aristóteles cuando define la dimensión de animales políticos, la otredad siempre presente.

Cuando la política se pone en crisis aflora lo más pristino. Y el resultado es un caos, una sociedad fragmentada y desordenada. A su vez, el orden es producto de imposiciones, de acuerdos y desacuerdos, consensos y disensos que los terminan imponiendo quienes tienen el poder de hacerlo, con ayuda de un relato legitimador, con saberes y verdades recortadas a medida.

Pensar en estos casos sobre la relación de poder también se torna interesante, donde el patrón ejercía una posición dominante, evidentemente por posesión de capital – bienes materiales, status social- (propuesta de los civilizados racionales), hasta que la relación de fuerzas giró hacia el otro lado, a lo bruto “primitivo, que no sabe leer ni escribir” (barbarie si se quiere) y termina siendo usada para quitar la vida del otro. En términos crudos y reales, sin entrar en cuestiones de metafísica. Lo que no excluye que antes el producto de esa relación de dominación por parte del patrón no le haya hecho vivir miserablemente a ese peón con el trato de manera despectiva.

Agregaría algo sobre el lenguaje del relato y el abordaje del medio: acto,víctima,victimario, justicia, datos de color relativos a cada uno de los actores, pero se los dejo al lector. Saúl invita con esto:

“Los nombres de los personajes, el subtitulo de Clarín: La víctima, Marcos Pizarro Costa Paz, integraba una tradicional familia dueña de más de 1.000 hectáreas de campo. El peón: Alberto Bonifacio Martínez. Es una síntesis de nuestro país”

Cómo dejan picando estás cosas cuando uno no esperaba tener que interpretarlas.

Dan ganas de escribir artículos y ensayos con títulos del tipo

¿De qué te sirve el capital?

¿Uso y abuso de poder?

¿Estuvo bien o mal Martínez?

Objetivamente hablando

¿Se posee poder o se construye poder y con ello las relaciones?

En fin, a releer Bourdieu y Foucault, Nietzsche y otros de la runfla.

Vínculo del artículo en cuestión: https://www.clarin.com/policiales/grita-nadie-peon-patron-escopetazo_0_S1lXXFiivXe.html

Print Friendly, PDF & Email

Post Author: mauricioalvez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *